Cada vez que llega el 8M me asalta la misma indignación ¿por qué tenemos UN día especial como si fuéramos una minoría en este planeta? Es como si los dueños del mundo concedieran, a la otra mitad de la humanidad, un día especial, en el que hablan de nosotras, o se nos permite alzar la voz, nos regalan flores y nos mandan saluditos por mail.
¿Acaso no somos lo mismo, hombres y mujeres? ¿Acaso las mujeres somos un «colectivo» al que se tenga que visibilizar? No lo somos. Cada mujer es única, al igual que cada hombre. Entiendo que el 8M es un día especial para poner de relevancia todas las brechas que aún existen en el mundo, todas las injusticias y las violencias que se ejercen contra mujeres en todas partes. Sin embargo, el clamor por justicia debe ser cotidiano y enarbolado tanto por hombres como por mujeres evolucionados, en contra del orden patriarcal, que nos somete impunemente a ambos géneros de la manera más cruel.
Si, el patriarcado también somete a los hombres bajo sus leyes, poniéndolos en un lugar de privilegios que los deja divididos, que los separa de las mujeres, así como de su mitad izquierda, lejos de los valores que aporta lo femenino tales como la compasión, el cuidado del otro, la conexión empática, los besos y abrazos sin sexo, la comunión entre humanos. De ahí el odio, la crueldad y el sin sentido del invasor compulsivo de los gobernantes más poderosos del planeta. El patriarcado está destruyendo nuestro mundo.
Pienso en las mujeres afganas, oprimidas hasta la locura y la muerte por un verdadero sistema inhumano de apartheid en su país, sin que el resto del mundo reaccione. Pienso en las mujeres que aún son esclavas domésticas o sexuales en lugares oscuros donde las redes sociales no tienen acceso. Cada día se cometen injusticias, abusos y crímenes contra mujeres en el mundo ¿acaso nos debemos alegrar y felicitar entre nosotras en un día como este?
Los feminismos han recorrido un largo, largo y sinuoso camino desde sus primeras voces. Nuestras abuelas y bisabuelas han abierto puertas y señalado rumbos para nosotras, y las debemos honrar ejerciendo nuestro derecho a la vida. Hoy en día, cada mujer tiene el deber, mejor dicho la necesidad, de decir su verdad, de defender su derecho a hablar, a decidir, a desear y disfrutar, a ser libre y dueña de su vida, todos los días. Lamentablemente, aún necesitamos dedicar un día especial en que nuestras voces sean las que se oigan, fuertes y claras.
Me encantaría decir que ya basta de enarbolar UN día para nosotras, porque TODOS los días sean nuestro día, y que cada día de nuestra vida sea para cada una de nosotras, pero aún necesitamos el 8M.
